El desarrollo del neonato depende, en gran medida, de los estímulos que el niño recibe desde su nacimiento e incluso desde su gestación. Estos estímulos contribuyen al desarrollo motor, adaptativo, del lenguaje y personal.
El feto inicia su vida en un medio en el que se modulan todos los estímulos que actúan sobre él durante su desarrollo: el útero materno. Este ambiente intrauterino es líquido, cálido, oscuro y acogedor en cuanto a lo físico. No se siente nunca solo, no conoce el hambre y puede establecer una maravillosa relación afectiva con su madre.
Estimulación en prematuros mediante el Oído Electrónico
El feto percibe la voz de su madre filtrada, recibiendo principalmente los sonidos agudos (estimulación auditiva), se mueve cuando su madre lo hace y, espontáneamente, desde la novena semana de edad gestacional, tiene estimulación vestibular y kinestésica, además de estar en contacto directo con las paredes del saco amniótico (estimulación táctil y propioceptiva). Otras funciones básicas como la nutrición, termorregulación y modulación del ciclo sueño-vigilia se desarrollan a través de esta matriz, como medio de conexión con su madre.
Los niños que nacen prematuramente son dramáticamente privados de este ambiente idóneo y lleno de paz y pierden la estimulación intrauterina necesaria para completar el adecuado desarrollo. No solo en el plano físico (inmadurez pulmonar, etc.), también en el plano afectivo. Mantener el contacto con su madre (con el tacto, el olfato y la voz) permite un desarrollo favorable gracias a la interacción madre-hijo.
El cerebro experimenta cambios importantes y decisivos durante las últimas semanas de gestación. El sistema nervioso del recién nacido es frágil y, sin la protección del ambiente intrauterino, es más vulnerable. Cuando esta relación se corta, por la estancia del recién nacido en unidades de neonatos (o por otras razones) con la consiguiente vivencia de ¿abandono? por parte de la madre, puede tener consecuencias en su desarrollo físico y su personalidad. Esta situación puede impactar negativamente en él y contribuir a la alta incidencia de problemas médicos, de desarrollo y comportamiento.
En estas situaciones, la estimulación sensorial temprana con el Oído Electrónico, usando la voz materna o música de Mozart (solo mediante conducción ósea), contribuye a la maduración del sistema neurológico y a la estabilidad de todos los sistemas corporales así como de los sistemas sensoriales, la propiocepción y los aspectos cognitivos sin olvidar el sistema inmunitario.
Es de sentido común que la estimulación temprana deberá comenzar siempre por el sentido que está más avanzado en su desarrollo durante el embarazo y este sentido es el oído.
Gracias a la Pedagogía de la Escucha Tomatís, podemos recrear el efecto de la escucha intrauterina mediante la conducción ósea de la voz materna filtrada, tal como la oía él antes de nacer. De esta forma el bebé se encontrará como si estuviese dentro del útero materno con las ventajas que ello supone: mayor seguridad, mayor tranquilidad, ausencia de estrés, cercanía a la madre, entre otras. El niño mejora su tono muscular, duerme mejor, come mejor, cuando no está dormido está más despierto, más alerta, más en contacto con su madre, el vínculo afectivo madre-hijo se restablece.
Por tanto, siempre que sea posible y cuando la madre se encuentre en una situación emocional estable, se procederá a realizar la grabación de la voz materna para su posterior modificación y utilización mediante el oído electrónico. En el caso de que no se pueda utilizar la voz materna filtrada, se utilizará música modificada de Mozart.
"Poniendo a esos niños en dificultad en las condiciones de escucha intrauterina, les estamos dando, gracias al Oído Electrónico, la segunda oportunidad que necesitan para volver a empezar." Alfred A. Tomatís
