Si recordamos capítulos anteriores, la función dinamogénica del oído es primordial. Cumple con la tarea de recarga energía del sistema nervioso central y, por ende, de la persona. Por tanto, si el cuerpo por su envejecimiento pierde esa capacidad de recarga, también va a encontrarse en una situación peor.
Se produce un encorvamiento, que es el resultado de una tendencia fisiológica, a la que se añade la disminución del poder verticalizador del oído. Cuando alguien tiene una caída importante en la zona de los agudos de su curva de escucha, la recarga cortical no se produce con la misma eficacia. Los sonidos graves y medios se proyectan en el “soma”, de manera que tocan preferentemente los músculos y las articulaciones, consumiendo más energía de la que aportan; mientras que los sonidos agudos ofrecen un saldo positivo, como ya hemos explicado al comienzo del libro. Es gracias a ellos que la recargar cortical tiene lugar.
También se da una tendencia al aislamiento y a la soledad. Cuando la vida social se dificulta, porque el oído no funciona igual de bien, disminuye el interés por la comunicación y esto redunda en esa falta de recarga cortical. Se habla menos, se escucha menos. Por tanto, entran menos estímulos que activen el sistema.
De la misma manera que para no perder agilidad hace falta el ejercicio físico, que para mantener la agilidad mental es conveniente la actividad intelectual. Con las sesiones de escucha Tomatís podemos paliar este proceso de decadencia y potenciar los efectos benéficos que una buena recarga cortical produce. Es decir, lo que se hace es una fisioterapia de las funciones de mantenimiento de los dos músculos del oído medio —estapedio, extensor, y músculo del estribo, flexor—.
Tomatís siempre parte de la realidad corporal. Su método está anclado en el cuerpo. En esto coincide con otras figuras que han marcado hitos en el conocimiento al servicio de los seres humanos. Por ejemplo, Hildegarda von Bingen insistía que el ser humano, para estar equilibrado ha de tener los pies bien en el suelo y la cabeza en el cielo. El saber popular que se recoge en el refranero, nos dice que a un hijo hay que darle raíces para crecer y alas para volar. El método de la escucha Tomatís siempre entra por lo físico para abrir el oído a la escucha del mundo que nos rodea, del universo, del Logos.
Con las sesiones de escucha Tomatís, en esta edad, se entrena el oído medio de la persona de manera que pueda tonificar los músculos recuperando la elasticidad perdida en todo o en parte. Los daños orgánicos son irrecuperables. Pero la capacidad de análisis y el dinamismo del sistema se optimiza.
Los beneficios que se observan entre las personas que hacen las sesiones Tomatís son de varios tipos. Por un lado, los de carácter físico que se muestran en una mejor postura corporal y mayor dinamismo vital, con más ganas de estar activos. Por otro lado, los de carácter emocional que se traducen en una mayor alegría y deseo de comunicación con el entorno.
Al contrario que en niños o jóvenes, los efectos de la sesiones de escucha tienen una duración limitada. Cada dos años es conveniente repetir las sesiones de escucha para el mantenimiento de los efectos conseguidos. La analogía que sirve para comprender el fenómeno es como la de las baterías recargables que con el tiempo, el proceso de recarga de energía es menos eficaz y su duración es menor.